Montblanc




Cuando vives en un verano permanente con las chanclas puestas, se echa de menos aún más si cabe,  la nieve, el frío y la montaña. Así que aprovechando que cruzábamos el charco para Navidades, hicimos parada técnica en Chamonix, Francia.

Y ahí estaba ella, blanca y bella, el Montblanc en su máximo esplendor.

Y menos mal que lo vimos el primer día con cielo despejado y solazo, porque llegó un temporal que nos dejó con los esquíes puestos y sin pistas abiertas, pero con toda una deliciosa gama de gastronomía savoyarda a nuestra disposición: Gratin de queues d’écrevisses, Poissons de lac: omble chevalier, perche, racioles de royans, fondue, raclette, tartiflette, fricassée de caïon, potée savoyarde, farçon; gratin dauphinois, les fromages, beaufort, reblochon, tomme de savoie, st marcellin, gateau de savoie, gateau aux noix, tarte aux myrtilles,.. y algunos cuentos vinos de la región. Salud!

Después de 3 días #sinparardecomer, aún quedaría una noche más en Ginebra con parada en Café de París donde degustamos el auténtico café de parís que es una salsa elaborada con diferentes especias y hierbas mezcladas en una base de mantequilla. Una salsa inseparable del plato para la que fue concebida, la entrecôte Café de París, junto a 3 montañas de papas fritas. Impresionante!



Salimos rodando,.. y en pocas horas ya estábamos en Valencia, otro año más para disfrutar de unas Navidades en familia, de excesos gastronómicos y litros de bebidas espirituosas. Feliz jartá!