ASIA
INDONESIA
Toda una vida en Indonesia
Indonesia: Bali. Lombok. Komodo. Flores. Sulawesi. Kalimantan. Molucas. Papúa. Java.
Casi 4 meses aquí,..
Ahora que me había acostumbrado a este país, que había encontrado la lógica de su ilógica, que me tenía entusiasmada y tanto me divertía.
Ahora que me había acostumbrado,... a vivir y compartir sus tradiciones, cultura y forma de vida.
A el trasfondo religioso que hacen tan originales y distintas todas sus islas.
A sus vestimentas, a sus costumbres, a sus ceremonias.
A sus pueblos tradicionales, exquisito Bajawa, arraigado Tana Toraja o fascinante y salvaje Baliem Valley.
A sus maravillosa naturaleza, paisajes, volcanes y singular orografía.
A sus islas llenas de vida y a las desoladas y aisladas. Y a sus playas de rocas blancas, las de coral, las de arena blanca, roja o negra volcánica.
A su variada, divertida e imprevisible gama de transportes. A los inolvidables paseos en bici y a las noches de cielos megaestrellados en la cubierta de un barco.
A la Luna decreciente, que siempre sonríe.
A los arcoiris horizontales.
A tener todos mis sentidos alerta y funcionando.
A su música, y a sus karaokes.
A comer arroz o fideos cada día. A su comida picante y a sus exquisitas y exóticas frutas.
A sus mercados llenos de vida.
A sentarme a cuclillas adecuadamente en los baños a la turca, a ducharme a cazos.
A hablar bahasa Indonesia y entenderme con casi todo el mundo.
A sus hello mister! Y a sus preguntas preferidas "A donde vas?" "Estas casada?"
A bucear, flipar y ser feliz debajo del agua.
A sus cigarrillos de clavo y azúcar.
A ese punto de encanto en la locura de sus caóticas urbes.
A ver partidos de España de madrugada con legañas, en lugares inverosímiles y rodeada de locales forofos futboleros.
A mi nuevo nombre, Putri, que significa "princesa" en bahasa Indonesia.
A disfrutar de la relatividad del tiempo.
A sentir que lo ajeno es más cercano, y lo cercano más ajeno.
A vivir cada día como si fuera el primero, o el ultimo.
A que ser y estar sean lo mismo.
A enamorarme todos los días, cada uno de algo diferente.
A que las cosas no son como son, sino como somos.
Ahora que me había acostumbrado a todo esto, me voy.
Triste y feliz. Nunca pensé que este país me pudiera atrapar y seducir tanto, como lo ha hecho.
Casi 4 meses dan para mucho. Millones de anécdotas e historias, de momentos mágicos y de dulces inuendos que guardo en mi memoria.
Lo echaré de menos,...
Pero sobre todo y ante todo, echaré de menos a su gente, que adoro profundamente.
A su tímida y dulce mirada.
Su eterna sonrisa.
Su tez color chocolate.
Su gran hospitalidad.
Su contagiosa felicidad.
Ellos hacen de este país un lugar muy especial.
¡Amo Indonesia!
PD: Este post va dedicado a vosotros, a los que también amáis a este país. Noe, Núria, Borja, Mirta y Sara. Gracias porque habéis hecho de esta estancia, una feliz e única experiencia, y compartida que sabe mejor.
Casi 4 meses aquí,..
Ahora que me había acostumbrado a este país, que había encontrado la lógica de su ilógica, que me tenía entusiasmada y tanto me divertía.
Ahora que me había acostumbrado,... a vivir y compartir sus tradiciones, cultura y forma de vida.
A el trasfondo religioso que hacen tan originales y distintas todas sus islas.
A sus vestimentas, a sus costumbres, a sus ceremonias.
A sus pueblos tradicionales, exquisito Bajawa, arraigado Tana Toraja o fascinante y salvaje Baliem Valley.
A sus maravillosa naturaleza, paisajes, volcanes y singular orografía.
A sus islas llenas de vida y a las desoladas y aisladas. Y a sus playas de rocas blancas, las de coral, las de arena blanca, roja o negra volcánica.
A su variada, divertida e imprevisible gama de transportes. A los inolvidables paseos en bici y a las noches de cielos megaestrellados en la cubierta de un barco.
A la Luna decreciente, que siempre sonríe.
A los arcoiris horizontales.
A tener todos mis sentidos alerta y funcionando.
A su música, y a sus karaokes.
A comer arroz o fideos cada día. A su comida picante y a sus exquisitas y exóticas frutas.
A sus mercados llenos de vida.
A sentarme a cuclillas adecuadamente en los baños a la turca, a ducharme a cazos.
A hablar bahasa Indonesia y entenderme con casi todo el mundo.
A sus hello mister! Y a sus preguntas preferidas "A donde vas?" "Estas casada?"
A bucear, flipar y ser feliz debajo del agua.
A sus cigarrillos de clavo y azúcar.
A ese punto de encanto en la locura de sus caóticas urbes.
A ver partidos de España de madrugada con legañas, en lugares inverosímiles y rodeada de locales forofos futboleros.
A mi nuevo nombre, Putri, que significa "princesa" en bahasa Indonesia.
A disfrutar de la relatividad del tiempo.
A sentir que lo ajeno es más cercano, y lo cercano más ajeno.
A vivir cada día como si fuera el primero, o el ultimo.
A que ser y estar sean lo mismo.
A enamorarme todos los días, cada uno de algo diferente.
A que las cosas no son como son, sino como somos.
Ahora que me había acostumbrado a todo esto, me voy.
Triste y feliz. Nunca pensé que este país me pudiera atrapar y seducir tanto, como lo ha hecho.
Casi 4 meses dan para mucho. Millones de anécdotas e historias, de momentos mágicos y de dulces inuendos que guardo en mi memoria.
Lo echaré de menos,...
Pero sobre todo y ante todo, echaré de menos a su gente, que adoro profundamente.
A su tímida y dulce mirada.
Su eterna sonrisa.
Su tez color chocolate.
Su gran hospitalidad.
Su contagiosa felicidad.
Ellos hacen de este país un lugar muy especial.
¡Amo Indonesia!
PD: Este post va dedicado a vosotros, a los que también amáis a este país. Noe, Núria, Borja, Mirta y Sara. Gracias porque habéis hecho de esta estancia, una feliz e única experiencia, y compartida que sabe mejor.