Una furgo rusa que parece una tartana, pero nos prometen que es indestructible. Un conductor mongol que no habla ni papa de ingles. Por solo unos tugriks mas, conseguimos una cocinera disfrazada de pseudoguia. Cargamento de comida, chucherías y agua mongola, o sea, vodka. 2.700km por delante nos esperan.
A muy pocos kms de la capital, las carreteras asfaltadas desaparecen para siempre jamás y solo hay unas "pistas" que no llegan a la categoría de camino de cabras. De hecho en cuanto se acaba el asfalto deja de haber un solo camino. La pista se abre en muchos carriles separados unos metros que van en la misma dirección cruzándose unos con otros. Es como una autovía de 14 carriles borrachos que zigzaguean y se mezclan. Bagi, nuestro conductor tiene que ir eligiendo el que tiene los baches menos grandes en cada momento. La furgo rusa es robusta y pesada pero no tiene unas amortiguaciones muy finas. Al cabo de unas horas de pegar botes y bandazos tienes la cabeza como un bombo. Pues no queda,..
Tampoco hace falta alejarse mucho para que desaparezca cualquier signo de civilización. A 30 km solo queda la estepa ondulada, la pseudocarretera y nuestra furgo. Cada 10 km más o menos se ve una ger o un grupo de gers y por todas partes vacas, cabras, caballos, ovejas, águilas, camellos, buitres comiendo bichos muertos y más verde. Fuera de la carretera no hay ningun límite, ni postes, ni rejas, ni nada, solo hierba y ganado. Toda la tierra es del estado y la puede usar quien quiera para instalarse encima. ¿Y no hay problemas de disputas por la tierra? Con un millón y medio de nómadas viviendo en un territorio como 3 Españas, hay sitio para todos, turistas incluidos.
Por el camino nos dejamos maravillar por el paisaje. Estepa, estepa y mas estepa. Cielo azul y nubes de cómic. Parece una foto predeterminada de escritorio de Windows. Cada día nos regalan paisajes diferentes y lugares mágicos.
Baga Gazriin Chuluu. Unos moñigos de piedra enormes amontonados, crean unas curiosas montañas desde las que vimos nuestra primera de las muchas puestas de sol, de escándalo.
Tsagaan Suvraga. Una versión en miniatura del Gran Cañon de Colorado mongol style.
Yol Valley. Montañas redondeadas. Verde. Inmensidad. Solitud absoluta. Armonía.
Mongol cincuentón majisimo quien me ofrecía 50 camellos y un ger nupcial. No está mal la oferta, me lo estoy pensando,...
Los mongolos son la leche de hospitalarios, te ofrecen sus gers para que puedas descansar al calor de la estufa, cocinar y comer allí mismo o dormir por muy poco dinero. Perfecto para compartir y aprender de su cotidianidad y su rutina. Echarse unas risas a base de mímica y gestos, idioma universal o disfrutar del silencio de su compañía.
Siempre te ofrecen leche de yegua fermentada con sal que sabe a bilis y galletas de queso de cabra duras, que sabe a rayos y se te hace bola en la boca. Consecuencia, si o si, tienes que beberte la pócima esa de yegua para tragaste el queso. Agh!!
Lección aprendida. Compramos vodka, para evitar mas leche y delicias mongolas. La botella se abre, se realiza un ritual para honrar a los dioses del cielo y las 4 direcciones, que precede a beberse la botella enterita y servida en un solo tazón que va rulando entre todos. Tajas compartidas.
La experiencia religiosa de la primera semana fue en las ruinas del monasterio de Ongi. No solo porque pudimos ducharnos y quitarnos la mugre de varios días acumulada, sino porque comprobamos que en pequeña escala aun se mantiene vivo el budismo mahayana. Durante la represión comunista se destruyeron más de 700 monasterios y 17.000 monjes desaparecieron. Mas de dos generaciones casi en blanco. Los pequeños monjes que alli estudian, las ruinas y el paisaje espectacular te transportan a la inmensidad de lo que fue el imperio mongol y lo importante que fue su religión. Se siente una energía especial. Espiritualidad. Su nirvana es mi inuendo.
Las noches son silencio. Absoluto silencio. Cielos megaestrellados. Cuerpos cansados y almas felices. Estrellas fugaces viajan dejando estela. Pido un deseo, o dos, o tres,...
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Una furgo rusa que parece una tartana, pero nos prometen que es indestructible. Un conductor mongol que no habla ni papa de ingles. Por solo unos tugriks mas, conseguimos una cocinera disfrazada de pseudoguia. Cargamento de comida, chucherías y agua mongola, o sea, vodka. 2.700km por delante nos esperan.
A muy pocos kms de la capital, las carreteras asfaltadas desaparecen para siempre jamás y solo hay unas "pistas" que no llegan a la categoría de camino de cabras. De hecho en cuanto se acaba el asfalto deja de haber un solo camino. La pista se abre en muchos carriles separados unos metros que van en la misma dirección cruzándose unos con otros. Es como una autovía de 14 carriles borrachos que zigzaguean y se mezclan. Bagi, nuestro conductor tiene que ir eligiendo el que tiene los baches menos grandes en cada momento. La furgo rusa es robusta y pesada pero no tiene unas amortiguaciones muy finas. Al cabo de unas horas de pegar botes y bandazos tienes la cabeza como un bombo. Pues no queda,..
Tampoco hace falta alejarse mucho para que desaparezca cualquier signo de civilización. A 30 km solo queda la estepa ondulada, la pseudocarretera y nuestra furgo. Cada 10 km más o menos se ve una ger o un grupo de gers y por todas partes vacas, cabras, caballos, ovejas, águilas, camellos, buitres comiendo bichos muertos y más verde. Fuera de la carretera no hay ningun límite, ni postes, ni rejas, ni nada, solo hierba y ganado. Toda la tierra es del estado y la puede usar quien quiera para instalarse encima. ¿Y no hay problemas de disputas por la tierra? Con un millón y medio de nómadas viviendo en un territorio como 3 Españas, hay sitio para todos, turistas incluidos.
Por el camino nos dejamos maravillar por el paisaje. Estepa, estepa y mas estepa. Cielo azul y nubes de cómic. Parece una foto predeterminada de escritorio de Windows. Cada día nos regalan paisajes diferentes y lugares mágicos.
Baga Gazriin Chuluu. Unos moñigos de piedra enormes amontonados, crean unas curiosas montañas desde las que vimos nuestra primera de las muchas puestas de sol, de escándalo.
Tsagaan Suvraga. Una versión en miniatura del Gran Cañon de Colorado mongol style.
Yol Valley. Montañas redondeadas. Verde. Inmensidad. Solitud absoluta. Armonía.
Mongol cincuentón majisimo quien me ofrecía 50 camellos y un ger nupcial. No está mal la oferta, me lo estoy pensando,...
Los mongolos son la leche de hospitalarios, te ofrecen sus gers para que puedas descansar al calor de la estufa, cocinar y comer allí mismo o dormir por muy poco dinero. Perfecto para compartir y aprender de su cotidianidad y su rutina. Echarse unas risas a base de mímica y gestos, idioma universal o disfrutar del silencio de su compañía.
Siempre te ofrecen leche de yegua fermentada con sal que sabe a bilis y galletas de queso de cabra duras, que sabe a rayos y se te hace bola en la boca. Consecuencia, si o si, tienes que beberte la pócima esa de yegua para tragaste el queso. Agh!!
Lección aprendida. Compramos vodka, para evitar mas leche y delicias mongolas. La botella se abre, se realiza un ritual para honrar a los dioses del cielo y las 4 direcciones, que precede a beberse la botella enterita y servida en un solo tazón que va rulando entre todos. Tajas compartidas.
La experiencia religiosa de la primera semana fue en las ruinas del monasterio de Ongi. No solo porque pudimos ducharnos y quitarnos la mugre de varios días acumulada, sino porque comprobamos que en pequeña escala aun se mantiene vivo el budismo mahayana. Durante la represión comunista se destruyeron más de 700 monasterios y 17.000 monjes desaparecieron. Mas de dos generaciones casi en blanco. Los pequeños monjes que alli estudian, las ruinas y el paisaje espectacular te transportan a la inmensidad de lo que fue el imperio mongol y lo importante que fue su religión. Se siente una energía especial. Espiritualidad. Su nirvana es mi inuendo.
Las noches son silencio. Absoluto silencio. Cielos megaestrellados. Cuerpos cansados y almas felices. Estrellas fugaces viajan dejando estela. Pido un deseo, o dos, o tres,...
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