[name=Patricia Plaza] [description=Libertad | Amor | Revolución ] [img=https://2.bp.blogspot.com/-lZmSPJ4ElOc/TqWyVI6_brI/AAAAAAAAE3c/IIvrZ05K1bk3qwooHKI5qJFaI24gzwIPQCPcB/w1200-h630-p-k-nu/IMG_2220.JPG]



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Boluda, gallega y morocha

19 horas de autobús da para mucho. Ver un par de pelis malas, dormir a ratos, limarse las uñas, leer, perderse en el paisaje mirando por la ventanilla o hasta aprenderse las letras de las canciones de los últimos 5 álbumes de Antonia Font, entre otras cosas…

Llegamos finalmente a Buenos Aires con los pies hinchados, espaldas doloridas y los brazos abiertos. Allí nos espera Coka, argentina con sonrisa permanente, irónico sentido del humor y gran amiga. Besos, risas, abrazos, puesta al día y a visitar la ciudad que nos esperaba con 37ºC pero con una sensación térmica que rondaría los 40ºC.

Paseamos por el centro, cruzamos avenidas enormes como la de 9 de julio (la más ancha del mundo dicen ellos orgullosos). Mira el Obelisco! Y la Catedral Metropolitana, la Plaza de Mayo con algunos indignados, la céntrica calle Florida...


Pero hace tanto bochorno que acabamos en el cosmopolita barrio de Palermo, terracita y cerveza fresquita como medicina a este calor que aplatana, esperando que entrara la noche para perdernos por sus callejones, disfrutar de sus tienditas y bares modernos. Cenamos pizza de muzarella (Será mozarella no?!. No aquí le decimos "muzarella"!) en una mítica pizzeria en la Avenida Corrientes atestada de teatros y esquinas oscuras. Anda! Otra vez el Obelisco! Esta vez iluminado.


Al día siguiente, después de una ruidosa y calurosa noche en un hostel horrible, finiquitamos en una mañana todo lo obligatorio. El barrio de La Boca y súper turístico e inmortalizado Caminito. San Telmo, calles adoquinadas, antiguas mansiones, tiendas de antigüedades y un mercado lleno de color.


Vimos una exposición de fotos en la Casa Rosada (obviamente rosa), Casa de la Kirchner o Casa de Barbie, que es lo mismo. Aquí a Cris se le quiere más bien poco pero ahí sigue la Presidenta más operada del mundo. Mira! Otra vez, de lejos, el Obelisco!


Para acabar en el barrio de Recoleta dónde vive la prima de Coka que nos acoge en su casa. Ellas hacía más de 9 años que no se veían y el encuentro fue tan efusivo como cariñoso: "Conchuda", "hija de puta", "la concha de la Lora", "que te den por el horto", "bien profundo" y otras lindeces varias.

En torno a un mate primero y unos fernet con cola después, nos quedamos de charla con La Turca (su prima), el vecino pampiano, nosotras y quien más se uniera a la tarde pues habia acceso libre al resto de comunidad para conocer a las gallegas. Nos reimos taaaaanto. Fue un momento tan argentino, que parecíamos estar en una reunión de amigos con diálogos al estilo Martín Hache. Integradas y casi como en familia acabamos sucumbiendo a sus palabras y expresiones con un mejorable acento argentino. Fácil. El truco para una buena entonación es empezar con ganas y terminar como cansado. Viste?

Tercer día de visita a la ciudad. Tras un desayuno musical con concurso incluido, visitamos Puerto Madero. Un barrio creado hace 15 años sobre las antiguas darsenas del puerto, hoy es un barrio super moderno, lleno de restaurantes y con casino flotante incluido. Allí comimos en el restaurante de un amigo de Coka, parrillada de carne en tenedor libre. Ñam! Engordé dos kilos.

Paseamos por la tarde por sus céntricas avenidas, con paradas obligatorias en la Librería Ateneo (una de las librerías más bellas del mundo) ubicada en un antiguo teatro o en la Cafeteria Tortoni, un café emblemático y lleno de historia de hace la tira de años.


Ultima noche en Buenos Aires. Calentamos el cuerpo con unos fernets en casa y acabamos de cervecitas, risas y bailes en diferentes boliches de Palermo. Con penita nos despedimos de la Turca a quien amenazamos con volver pronto a visitarla.

Y es que hay que volver a Buenos Aires. Es una ciudad para repetir.

Llena de vida y en constante movimiento. Llena de contrastes. Con su arquitectura europea y ese punto cosmopolita que la convierte en una ciudad electrizante. La suciedad de las calles del Microcentro y la pulcredad en barrios modernos y casi nuevos como Puerto Madero. Sus barrios mega turísticos como San Telmo o La Boca con sus tangos callejeros, fotos a 100 pesos y suvenires made in China. Y otros barrios como Palermo o Recoleta, donde se disfruta de la vida porteña que se expresa con el movimiento.

Los argentinos en general y los porteños en particular, son orgullosos, apasionados y con un sentido del humor muy agudo. Algunos en un detector de sarcasmos romperían la máquina. Y muy amables. Si paras a alguien para preguntarle una dirección (que siempre está a 5 cuadras), pueden acabar explicando toda su vida.

Buenos Aires nos ha encantado. Sobre todo vivirla con quienes la hemos vivido, con otro estilo y a otro ritmo. Gracias Coka!



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