[name=Patricia Plaza] [description=Libertad | Amor | Revolución ] [img=https://2.bp.blogspot.com/-lZmSPJ4ElOc/TqWyVI6_brI/AAAAAAAAE3c/IIvrZ05K1bk3qwooHKI5qJFaI24gzwIPQCPcB/w1200-h630-p-k-nu/IMG_2220.JPG]



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La Paz

La Paz es impresionante. La ciudad está como metida en una olla y se debe pagar por el oxigeno ya que los ricos viven en la parte mas baja y los pobres en El Alto a 4.000m. La llegada de cualquier bus es desde arriba y comienzan su descenso por la ladera de las montañas hacia el centro del valle. Es un espectáculo hipnotizante de miles de casitas de adobe y edificios de ladrillo color rojo muchas con los huecos de las ventanas sin cristales. No son casas inacabadas como puede parecer. Allí vive la gente.



También impresiona ver los picos nevados de la Cordillera Real como el Illimani (6.402m) o el Huaina Potosí como espectacular telón de fondo.

El tráfico, un caos. Hay pocas señales y ninguna se repeta. Usan la bocina de una manera arbitraria e indiscriminada. Los chicos de las furgonetillas que hacen las veces de taxis no cesan de chillar los destinos y precios: "La Ceja, La Ceja, 2Bolivianos", "Cementerio, Cementerio, 1 Boliviano", "Terminal, Terminal..." Si no pasan 50 al minuto y 50 veces gritan su ruta, no lo hacen ninguna. Uff!! La gente cruza como puede, algunos se tiran a la carretera esperando que los coches paren, practicando el suicidio.

La Paz es una ciudad para caminar, descubrir y caminar. No existe ni una sola calle recta. Todo son imperfecciones, subidas y bajadas. A veces no sabes que te vas a encontrar en la próxima esquina o detrás una pendiente. Mercados, negocios, iglesias, parques, miradores... y gente, siempre gente, mucha gente en constante movimiento. Uff, qué mareo! ¿Será el soroche (mal de altura)? Un local me ofrece la fórmula magistral: "Camina lentito, come poquito y duerme solito..."

Lo que más me gustó fueron sus mercados. Vida, luz y color. Es impresionante el despliegue que hacen los vendedores en las calles que ocupan no sólo las aceras sino también parte de la calle. A veces resulta dificil transitar entre sacos de patatas, hortalizas, frutas, o lo que sea:  niños que gatean, platos de comida en el suelo y vendedores. Bolivia digamos que también vive de su próspera economía sumergida gracias a sus vendedores callejeros.


A nivel de negocios, me sorprendieron dos: Uno, la cantidad de clínicas dentistas. De tanto mascar coca la gente tiene los dientes destrozados. Los reclamos a los centros son de lo más variopintos. Y una calle muy curiosa exclusivamente dedicada al parecer a curanderos y hechiceros. En frente de cada caseta había un fuego ardiendo y, en la puerta, letreros anunciando la solución a todo tipo de problemas.


Y me encantó la gente, el movimiento y sobre todo, el color de las mujeres ataviadas con sus trajes típicos, faldas más largas plisadas y polainas (aquí hace más frío), con sus largas trenzas recogidas al final con coloridas cuerdas, sus sombreros de hongo típicos paceños, una manta que bien podría ser la del sofá para ver la tele a modo de chal y su llijlla, la famosa tela colorida que utilizan para llevar todo tipo de cosas, desde bebés hasta la compra del día.


La Paz me ha estresado tanto como me ha relajado al perderme por ella. Es sin duda una de las ciudades más singulares en las que he estado. Una capital que bien refleja lo que es este país.
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